viernes, 16 de septiembre de 2011

Montando cuna para colecho

A las catorce semanas de embarazo cayó en mis manos el libro de Rosa Jové: Dormir sin lágrimas. Me convencieron sus teorías sobre lo que ella llama colecho (vamos, de toda la vida: que los niños duerman con sus padres).  La psicóloga propone una serie de tácticas para evitar el largo rato de llantos que en muchas casas precede a la hora de dormir. El pilar básico de su razonamiento es que si el bebé tiene cerca a sus padres, que lo alimentan y le dan mimos, éste se siente protegido y sincronizará su sueño con ellos. Así que teta+colecho se convirtió para nosotros en la receta mágica. 
Teníamos nuestras dudas acerca de la seguridad de este sistema pese a que Jové aclara que los riesgos son bastante improbables. Según ella la mujer está diseñada para notar la presencia de su cría y todos sus circuitos cerebrales están en alerta durante el sueño (algo que probablemente nos dure toda la vida). 


Por precaución decidimos optar por la opción de colocar una cuna adosada a nuestra cama. Después de echar un vistazo a varios modelos nos decantamos por la socorrida cuna Gulliver de Ikea. Quitamos un lateral y la anclamos a la cama mediante 3 tiras de velcro a lo largo del travesaño del canapé. El velcro es del adhesivo, que venden en cualquier mercería.



Cortamos una tira larga, en forma en forma de U invertida que abrace desde la pared interior del canapé hasta la pared interior de la cuna. Es preferible elegir para aquí el lado hembra ya que así al cerrar, como da directamente con el material del canapé (en este caso cuero)  evitamos que se dañe. A esta tira no le quitamos el papel que protege el adhesivo porque de lo contrario se pegaría al cerrar.



El otro lado (macho),  lo cortaríamos en dos tiras y lo pegaríamos en las paredes interiores. Conviene tener la precaución de colocarlo de tal manera que el remate de las dos pequeñas (macho)  coincida con el largo total de la tira larga (hembra).



Es un sistema versátil puesto que permite separar y juntar la cuna de la cama siempre que sea necesario. Para ello sólo hay que meter la mano entre ambos colchones y separar o juntar el velcro.
Evidentemente cuando la cuna está separada, como le falta una barrera, el bebé no puede permanecer en ella.












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