miércoles, 29 de agosto de 2012

Femenino plural, primera persona

"De la mujer puede decirse que es un hombre inferior."
Aristóteles S. IV a. C

Tocando fondo...es la sensación que muchas mujeres tienen durante el puerperio. Cuando hablo de puerperio hablo de lo que Laura Gutman propone como puerperio, el extenso...o sea el que dura dos años y no la cuarentena a la que nos constriñe la medicina popular. Dos años en los que te tienes que ocupar de -al menos- dos personas que ya no están una dentro de la otra. Dos personas que están separadas a nivel físico, pero no emocional. 
 A veces tienes suerte y en esos dos años puedes aprovechar para lo que algunas amigas llaman bucear en sí mismas. Otras con mucha menos fortuna, y peor orientación, dan en lo que a la sociedad le encanta etiquetar como "depresión post-parto" Hay un millón de publicaciones al respecto y no necesariamente se ponen de acuerdo...la intensidad, la duración, cuándo y cómo puede sobrevenir. Los primeros días de desconcierto después del parto parece que todo el mundo te escudriña. La labilidad emocional tiene que estar en su justo punto. Si te emocionas demasiado: plof depresión. Si te emocionas poco: abuf una madre insensible, que no quiere a su hijo, está desbordada...ergo: depresión. 
 En mis vacaciones descubrí la obra de Casilda Rodrígañez y Ana Cachafeiro: La represión del deseo materno. 1996 (la podéis descargar gratis aquí) Aunque la recomiendo mucho también os digo que tengáis cuidado de cuándo las leéis. Si estáis en un paraíso hippie menorquí y acaban de anunciar una mega subida del IVA es posible -muy posible- que os entren ganas de quedaros tangenciales al sistema y se os junten las ideas subversivas a la Depre-postvacacional.
Es ahora, cuando ya eres madre, y tienes un bebé pequeño un momento ideal para abordar a estas autoras. Le dan voz y revolución a todo aquello que la mayoría de las mujeres sentimos, pero que, por acomodación al sistema decidimos -no todas, claro- descartar. Es el deseo cegador hacia tu bebé y la manera que tiene la naturaleza de proteger el vínculo y por ende, la especie. Un amor que no sale del corazón, sino del útero y cuyas pulsiones reprimidas acaban generando toda una suerte de conflictos psicosociales que nos atrapan.
Puede que  Casilda y Cachafeiro lleguen a resultar misántropas, 
su enquina con la ley patriarcal hace confundir el odio al sistema con el odio a los hombres...en realidad yo prefiero quedarme con todo lo contrario: con la puesta en valor de lo femenino, de lo femenino real, no de lo femenino estereotipado.
Y qué es lo femenino real...¿qué entiendo yo por feminismo? Aceptar nuestra propia naturaleza sin tener que acallarla para mimetizarnos con lo imperante, lo rentable...lo...¿sigo?
En este sentido me parece básico aceptar -incluso implementar- nuestra principal característica: somos cíclicas. Esto en una sociedad que necesita de la constancia productiva...voy a decirlo sin tapujos: es un coñazo. Todos los tópicos risibles femeninos son un coñazo. Y nosotras misma acabamos siendo los peores verdugos de ese juicio. Algo que obviamente se nos viene en contra ¿cómo?: en forma de depresiones y complejos y de acabar asumiendo con nuestras iguales una lucha competitiva.
¿Forma parte de nuestra naturaleza  esa rivalidad en las relaciones femeninas? Quiero pensar que no, que en todo caso responde a una batalla de carencias personales independientes de género.
¿Es culpa de los hombres? Diría que no y puntualizo. Hoy en día las mujeres de mi edad tienen como compañeros hombres que han sido educados en un entorno de libertad social, un entorno cada vez más próspero y estable...sí, en general son hombres que acompañan. Pero ¿y en los hombres de las generaciones anteriores? La verdad es que si echamos la vista atrás vemos mucha toxicidad provocada por las figuras masculinas y su mala resolución afectiva (con sus ¿madres, padres? ausencia de éstos por muertes prematuras, hijos de soltera, hijos de la emigración, la guerra o la posguerra) que se traduce en una perpetuidad de "hombres que no aman a las mujeres" y que al final acaban inyectándole a ellas un descontento con sus vidas terrible que se traspasa a modo de herencia patriarcal.
Sobre este herencia depredadora -que a veces incluso nos infligimos nosotras mismas- os recomiendo la lectura del Cuento de Barba Azul analizado por Clarissa Pinkola , aviso es largo e intenso.
El Camino Rubí es mi última recomendación de hoy. Un blog hecho con mucho gusto que gira en torno al ciclo fértil femenino, sobre cómo conocerlo y cómo aprovecharlo. Recomienda lecturas muy interesante, entre ellas la suscripción gratuita a su boletín mensual.
Pistas y más pistas, quizás un poco místicas para la navegación submarina del femenino profundo.
"Sin la mujer, 
al comienzo de nuestra vida 
nos hallaríamos desvalidos; 
a la mitad de ella, sin placer, 
y al final, sin consuelo."
Víctor de  Jouy  S.XIX

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